Kippel
Esta debió ser la primera entrada en este blog, no lo fue. Una amigo me preguntó por el nombre de este blog, y creo que la mejor manera de responderle es con un post explicando el significado de la palabra: Kippel es una comuna suiza de 367 habitantes.
Philip K. Dick también nos ofrece otra definición en su libro “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, también conocido como “Blade Runner”:
—Kippel son los objetos inútiles, las cartas de propaganda, las cajas de cerillas después de que se ha gastado la última, el envoltorio del periódico del día anterior. Cuando no hay gente, el kippel se reproduce. Por ejemplo, si se va usted a la cama y deja un poco de kippel en la casa, cuando se despierta a la mañana siguiente hay dos veces más. Cada vez hay más.
—Comprendo —la chica lo miraba con duda, no sabía si creer o no, ni siquiera si él hablaba en serio.
—Esa es la primera Ley de Kippel —dijo él—El kippel expulsa al no-kippel. Como la ley de Gresham acerca de la mala moneda. Y en estos apartamentos no hay nadie para compartir el kippel.
—De modo que se ha apoderado de todo —concluyó la muchacha—Ahora comprendo.
—Este lugar —continuó Isidore—, este apartamento que ha elegido, está demasiado kippelizado para vivir en él. Podemos rechazar el factor Kippel; podemos hacer lo que le dije, buscar en los otros apartamentos. Pero…
Se interrumpió.
—¿Pero qué?
—No podemos ganar.
—¿Por qué no? —la chica salió al pasillo cerrando la puerta tras de sí. Cruzó los brazos modestamente sobre sus senos altos y pequeños, y enfrentó a Isidore, ansiosa por comprender. Al menos eso le pareció a él. Se la notaba atenta.
—Nadie puede vencer al kippel —continuó—, salvo, quizás, en forma temporaria y en un punto determinado, como mi apartamento, donde he logrado una especie de equilibrio entre kippel y no-kippel, al menos por ahora. Pero algún día me iré, o moriré, y entonces el kippel volverá a dominarlo todo. Es un principio básico: todo el universo avanza hacia una fase final de absoluta kippelización.
En pocas palabras, kippel es la entropía material, la destrucción por la contaminación física que invariablemente continua de la creación. Encuentro este concepto fascinante porque es lo más cercano a una fuerza invencible e incontenible que he encontrado. Como dice Isidore, es imposible detener al kippel, salvo en momentos y lugares determinados, justo como yo lo hago. Yo también peleo esa guerra perdida en mi propio apartamento. Pero eso no es vencer, eso sólo es postergar el reinado absoluto del kippel.
La idea de usar esta palabra surgió durante el tiempo que estaba leyendo tal libro, un día cuando iba manejando, me entregaron volantes en cada alto, cada semáforo y en cada esquina. Ahí fue cuando lo noté, toda esa basura es kippel, objetos totalmente inútiles. En ese momento me surgió la idea de comenzar una revista gratuita, humilde, sin pretensiones y de libre difusión, aceptando y celebrando el hecho de que tal revista no aspiraba a mucho (o a nada) y sólo se jactaba de ser un objeto inútil, de ser kippel, y por ende usando ese nombre. Esta idea luego se degeneró (u optimizó, según la opinión del lector) a un fanzine, luego a un sitio web. Aunque la palabra pierde un poco la intención y el sentido al ser este un blog en Internet (es decir, al ser algo meramente electrónico, pierde todo lo físico y material del asunto) y tal vez la palabra ya deja de ser aplicable a algo virtual. En todo caso esto debió llamarse algo así como “kippel digital”, pero batallé mucho para apoderarme de este dominio y pienso usarlo tanto como sea posible.
Referencias: