Aquí la travesía por Tokyo y Yokohama. Aquí la travesía por Osaka y Kyoto.
Por muchas razones me siento atraído a muchas facetas de la cultura japonesa y por lo tanto, viajar a Japón siempre fue un objetivo que me había planteado. Sin embargo, nunca me propuse seriamente organizar un viaje. Varios amigos han viajado a Japón y me lo han recomendado, esto me permitió darme cuenta de que no es tan inalcanzable o complicado como parece en primera instancia. Después de cuestionarme qué hacer con dos semanas de vacaciones, Briana sugirió ir a Japón, y fue así como empezamos los preparativos.
Aquí voy a contar los sucesos del viaje, a manera de memoria. También voy a tratar de dar consejos para gente que tenga planeado viajar a Japón en el futuro. Japón es un país sumamente organizado, y como tal, requiere que tanto sus habitantes como sus visitantes sean organizados para encajar en su sociedad. El sistema de trenes (del cual hablaré extensamente después) es un buen ejemplo de esto, pues para usarlo adecuadamente es necesario manejar una diversidad de horarios y líneas. Al principio puede parecer intimidante ver una lista tan larga de preparativos, pero cada punto nos ayudó a aprovechar nuestro tiempo y disfrutar más del viaje. El viaje sería relativamente largo y teníamos planeado visitar muchos lugares y hacer muchas cosas, así que fue necesario prepararnos con meses de anticipación. Hicimos ciertas cosas que fueron vitales para lograr esto:
Escribí un programa que encuentra vuelos de acuerdo a ciertas características. Tardé bastante tiempo en completarlo, pero realmente valió la pena, pues me permite encontrar vuelos baratos casi al momento en el que se ponen a la venta. También, Briana pasó mucho tiempo monitoreando sitios de promociones en vuelos, esto nos permitió aprender a distinguir entre un vuelo caro y uno barato, lo cual a su vez me dio una buena idea de qué parámetros darle a mi programa. El programa encontró un vuelo barato desde LAX hasta Narita (en All Nippon Airways), así que buscamos otro vuelo barato desde Guadalajara hasta Los Ángeles (En Volaris).
El pasado viaje a Nueva York me enseñó que las maletas de rueditas no son prácticas si se va a caminar mucho, así que compramos mochilas de backpacking. Específicamente, la High Sierra Lighting 35. All Nippon Airways nos permitió subirlas como equipaje de mano, pero Volaris no. Compramos este modelo de mochilas porque se veía práctica y no tan grande, además de que fue relativamente fácil encontrarlas en tiendas de Guadalajara. Aunque fueron un poco caras, nos resultaron muy útiles y esperamos usarlas en muchos viajes futuros.
Compramos un JR pass. Básicamente, un JR pass es un boleto de entrada gratis e ilimitada a todos los medios de transporte de Japan Rail. Esto fue súmamente útil y recomendable pues nos ahorró mucho dinero, sobre todo en viajes largos. Dado que Japan Rail es la compañía predominante en Japón, el pase se puede usar en la gran mayoría de estaciones de trenes locales, así como en ciertos autobuses, el Shinkansen, el Narita Express e incluso un ferry. Curiosamente, es imposible comprar un JR pass dentro de Japón, y Japan Rail no tiene una tienda oficial, así que es necesario buscar buenos precios con agencias de viaje que se dedican a esto. Nosotros encontramos el mejor precio en Japan Experience, que envía el voucher del JR pass vía FedEx. Esta manera de venderlo me pareció muy poco práctica, pues es necesario recibir un vale físico que después se cambia por el JR pass en alguna de las estaciones de JR en Japón, cuando sería mucho más sencillo que enviaran algún tipo de código por email. La razón de esto es para asegurarse de que sólo los extranjeros usarán el JR pass. Japan Experience también envió gratis un pequeño libro con consejos de cómo moverse en los trenes japoneses y cuales lugares visitar. Este libro resultó ser inesperadamente útil y práctico.
Dado a que no queríamos permanecer en Tokyo por las dos semanas que duraría el viaje, usando AirBnB reservamos dos departamentos: uno en Tokyo (en Shibuya, específicamente) y otro en Osaka. Ambos proveían dos amenidades que fueron muy útiles: Un pocket wi-fi y una lavadora. La lavadora fue vital pues nos permitió viajar con una cantidad pequeña de ropa y lavarla cuando fuera necesario. El pocket wi-fi nos permitió estar conectados a Internet, incluso mientras estábamos fuera del departamento. Esto fue vital para no perdernos y buscar información. En Japón, muy pocos lugares ofrecen conexión gratis y libre a Internet. Las dos ocasiones en las que tratamos de conectarnos al wi-fi de McDonald’s, no funcionó. En Starbucks es necesario hacer un proceso de registro por Internet antes de llegar al restaurante, lo cuál hace casi imposible usarlo en una emergencia.
Bajé mapas del metro de Tokyo, Osaka y Kyoto. Esto fue muy buena idea ya que al llegar al aeropuerto de Narita estábamos bastante perdidos y no sabíamos cómo llegar a la estación de Shibuya. Sin embargo, aquí he de hacer una advertencia, pues sólo bajé un mapa por cada ciudad, y resulta que cada ciudad tiene varios sistemas de trenes totalmente independientes (incluso si comparten algunas estaciones), así que es necesario tener varios mapas por ciudad. Después hablaré de esto más a detalle.
Buscamos adaptadores de corriente, pero no fueron necesarios. Japón usa un voltaje de 100v, así que la mayoría de los aparatos que funcionan con 110v también funcionan allá sin necesidad de adaptadores.
Compramos yenes por adelantado. Esto también fue buena idea, porque tuvimos ciertos problemas para retirar dinero de los cajeros automáticos. Globo Exchange es uno de los pocos lugares que venden yenes en México, así que hicimos una reservación y los compramos el mismo día del inicio del viaje.
Mi GPS Garmin que me ha resultado ser tan útil hasta ahora, resultó ser totalmente inútil en Japón. A pesar de que podía localizarme correctamente, el GPS no tenía ningún mapa urbano de Japón, y por lo tanto no podía trazar rutas o darme direcciones exactas. Recomendaría mucho tener un GPS que no use conexión a Internet, pero primero asegurándose de que tenga mapas detallados y actualizados del lugar al que se va a viajar. Después descubrí que mi GPS no tiene mapas de Asia porque lo compré en México, y hasta ahora sólo he visto que tenga mapas de ciudades de América. Debido a esto, para ubicarnos usamos Google Maps en nuestros smartphones, que llevamos conectados al pocket-wifi del departamento.
Me debatí mucho si debía llevar una laptop al viaje. Al final decidí llevar mi vieja netbook Toshiba y, a pesar de que no fue algo primordial, si fue de ayuda pues pude respaldar los cientos de fotos que tomamos, además de que nos permitió navegar y revisar documentos que necesitábamos.
Compré una cámara Nikon Coolpix S9900. Esta cámara, además de ser muy pequeña, tiene muchas opciones interesantes y genera imágenes de calidad muy superior a casi cualquier celular actual. Durante el viaje vi a muchos turistas que usaban su celular para tomar fotos, y en cierta medida esto es aceptable, pero Japón tiene paisajes tan hermosos que un lente de poca calidad realmente no es suficiente para hacerles justicia.
Estudié japonés por aproximadamente dos años. Aclaro que cuando comencé a estudiar, no tenía planeado viajar a Japón, pero a pesar de que mi japonés es muy básico, resultó muy útil en el viaje, pues en Japón hay muy poca gente que hable inglés (ya no se diga español). Después hablaré más a detalle de esto.
Pedí consejos. No hay nada mejor que obtener consejos de alguien que ya haya hecho un viaje parecido. Precisamente por eso estoy escribiendo esto. Avena (que lleva viviendo en Japón por varios años) y Alejandra (que viajó para allá recientemente) me dieron muy buenos consejos.
Llegando a Japón.
En Tokyo hay dos aeropuertos principales: Narita y Haneda. La aerolínea del vuelo de LAX a Narita fue All Nippon Airways, aunque extrañamente la compra del boleto fue a través de United Airlines. El vuelo desde LAX hasta Narita duró aproximadamente 11 horas, que fueron hechas un poco menos cansadas gracias al excelente servicio de la aerolínea. Puedo confirmar que la clase económica de All Nippon Airways es comparable y en muchos aspectos superior a la primera clase de United Airlines. Durante el vuelo recibimos dos comidas completas bastante buenas y muchos aperitivos y bebidas, todo incluido en el precio del vuelo. Cada asiento del Boeing 777 que usamos tiene una pantalla en donde se pueden ver películas, documentales y otros videos, así como un mapa de la ruta actualizado en tiempo real. La selección de películas fue sorprendentemente buena y nueva para la clase económica, y también se pueden ver videos turísticos de Japón para hacer planes de último momento.
Una vez que llegamos a Narita, pasamos por la aduana. encontramos una ruta a Shibuya y tardamos más de una hora en recorrerla, el reto fue encontrar el departamento que habíamos reservado. A pesar de que el departamento estaba a menos de dos cuadras de la estación, no teníamos manera de saberlo ya que mi GPS no pudo darnos indicaciones y las direcciones en Japón tienen un formato totalmente incomprensible. Ya que no teníamos manera de conectarnos a Internet para usar Google Maps, nos vimos en la necesidad de pedir ayuda a un taxista, que muy amablemente nos ayudó a pesar de las dificultades al entendernos, y no sólo eso, sino que se reusó a recibir dinero a cambio de su ayuda. Esta fue la primera vez que comprobamos la característica amabilidad japonesa, y no sería la última.